1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

miércoles, 9 de junio de 2010

MERCEDES MILÁ: LO QUE LE SALE DEL BOLO


    Siempre he pensado que el nik que escogemos para participar en chats o para publicar comentarios en un blog, con su avatar asociado, dice mucho de nosotros. Es como un espejo que refleja y proyecta nuestra imagen, el objetivo certero que retrata a la persona que, agazapada o a cara descubierta, escribe y se esconde detrás de él. Es como el gen que nos identifica ante el mundo virtual desnudando o disfrazando lo que somos y lo que no somos. También, a veces, proclama a voces nuestras carencias y anhelos. Incluso, si se sabe leer tras las apariencias, puede convertirse en la clave que descubre nuestras más oscuras y secretas intenciones. Lo dicho vale también cuando hablamos del título que asignamos a nuestros blogs personales, con sus correspondientes tuneos y la decoración con que lo presentamos.

    La magnífica periodista que fue, y que todavía es Mercedes Milá, por ejemplo, se nos muestra abiertamente en el título del suyo: “Lo que me sale del bolo
    La mayoría de los que tenemos un blog, desde el más personal e insignificante a aquéllos de carácter estrictamente profesional y específico, solemos referirnos en la entrada de presentación a una serie de lugares comunes donde se acostumbra a decir, sobre todo en el caso de los primeros, que se trata de un lugar para ofrecer y compartir experiencias, un medio para expresar libremente nuestra opinión sobre cualquier asunto en general o una temática en particular. Resumiendo, que en el título y la presentación nos retratamos.

    Lo cierto es que crear un blog constituye casi siempre, de alguna manera, un modo de satisfacer nuestro ego y vanidad. Dependerá después de cada uno el que adquiera un mínimo de interés y dignidad.   En el caso del blog de M.M., el propio título es tan significativo y acertado respecto a la opinión que en general se tiene de ella que nos dice eso y mucho más. El problema es el tono arrogante y algo chulesco que delata y promete la frasecilla de marras; por otra parte una declaración de intenciones clara, tajante y un aviso a navegantes para que nadie se lleve a equívoco y engaño. Así que por ahí nada que objetar.  Después, el contenido de las entradas que publica puede que sea totalmente diferente a lo esperado. En ellas aborda sobre todo, además de algunas reflexiones muy personales, cuestiones con altas dosis de compromiso y sensibilidad. Unos textos en los que toma partido opinando y posicionándose, como no podía ser de otra manera, de forma beligerante sobre temas candentes de la actualidad o de carácter social de los que se hace eco. 

    Mercedes es visceral, apasionada, valiente, histriónica, excesiva, genial y a veces sectaria. Los adjetivos para definirla son inagotables y a la vez rotundos. La Milá es tan poliédrica que es muy complicado encerrarla en una simple descripción.  Es difícil olvidar, para los que tenemos ya algunos años, sus primeros pasos en el periodismo televiso y el impacto que supuso aquella presentadora locuaz, fresca e incisiva que quería saberlo todo sobre todo, que era implacablemente eficaz cuando se aferraba al personaje y a la noticia con una fruición exacerbada y una intensidad vital tan arrebatadora que nos cautivaba como espectadores. Al igual que ahora con ella no valen las medias tintas y sólo tenías dos opciones: amarla u odiarla, adorarla o detestarla, apreciarla o despreciarla. 

    Aquel genial programa de entrevistas de Antena 3 -“Queremos saber”- de principios de los años noventa le sentaba como anillo al dedo. Para mí fue el mejor momento de su carrera como periodista televisiva. Estaba en la madurez personal y profesional y tenía un dominio de sus registros y de sus tics que no le he vuelto a ver salvo contadas ocasiones. Poseía aquella mezcla perfecta de intimidación y persuasión, de intensidad y seducción con la que envolvía de tal forma al entrevistado que lograba a menudo sacar lo mejor tanto del personaje como de la persona que había detrás.

    Muchos jóvenes, sobre todo chicas, de los 80 y los 90 del pasado siglo con vocación de periodistas se reflejaban en ella tomándola como ejemplo a seguir, hasta convertirse en una especie de icono de la profesión con un cierto marchamo de intelectualidad.
    Mercedes Milá era un meteoro de emociones y profesionalidad. Algo nuevo y diferente. Hay momentos de sus entrevistas a lo largo de su carrera que quedarán para siempre en la historia de la televisión.  Imposible olvidar aquella entrevista a Paco Umbral, y el mítico cabreo del escritor con ella porque se acababa el programa y no se hablaba de su libro.  O la famosa e hilarante entrevista a Camilo José Cela en la que nuestro último premio Nobel de literatura le confesó ante media España su sorprendente habilidad para absorber agua por vía anal, pidiendo incluso una palangana en el plató para demostrarlo "in situ" si era necesario. Puro surrealismo. 

    El cambio de tercio llegó en el año 2000, cuando la periodista catalana decidió aceptar la presentación del primer Gran Hermano. Fue un verdadero escándalo que ella asumió con valentía. Las críticas furibundas de los "opinadores" serios le llovieron por doquier. No se entendía como una periodista de tan contrastada categoría y con un prestigio profesional ganado a pulso podía aceptar el reto de dirigir y presentar semejante bodrio y despropósito a juicio de la crítica más ortodoxa. Las voces especializadas de la tribu clamaron al cielo y las mentes bien pensantes se rasgaron las vestiduras; unos de forma cínica - porque a muchos les hubiese encantado ocupar su lugar - y otros totalmente convencidos.

     Aquel primer programa se convirtió en icono. Un éxito inmediato y sin precedentes. La comidilla nacional. Todo el mundo opinaba sobre el asunto, la mayoría despreciando un concurso que batía récords de audiencia. Millones de espectadores siguiendo entusiasmados "la vida en directo". En los medios de comunicación, televisión, radio y la prensa escrita prestigiosos articulistas o afamados y sesudos analistas de diferentes profesiones – sociólogos, psicólogos, educadores y hasta filósofos – destripaban sin contemplaciones el programa o teorizaban sobre el asunto vaticinando perjuicios irreparables para la juventud y culpando de todo a la crisis de valores. La nueva era de la televisión comenzaba y también su futuro. La verdad es que nada fue igual después de GH 1 para la "caja tonta" que multiplicó hasta el infinito su onda expansiva con la aparición y generalización de internet.

    Este año, creo que ya lo comenté en algún lugar, leyendo el libro “Hojas al viento”; un compendio de los mejores artículos que el escritor y actor Jose Luis Vilallonga, ya fallecido, publicó entre los años 2000 y 2002 en el diario La Vanguardia, me encontré un artículo fechado el 10 de junio del 2000 y titulado “Hace sólo veinte años”. En él, a cuenta de una anécdota sobre el actor italiano Vittorio Gassman, el aristócrata reflexionaba sobre los cambios que se estaban produciendo en el país y la degradación social y de valores en general que se producía por todas partes. Para apoyar su tesis menciona aquel primer GH y a su presentadora. Transcribo el párrafo completo en cuestión a modo de ejemplo de lo que se cocía entonces.
"...¿Quién nos iba a decir hace sólo veinte años que se consideraría de interés nacional encerrar juntos, a una decena de hombres y mujeres muy jóvenes, con la intención de seguir día a día, hora a hora, sus penas y alegrías bajo los vigilantes objetivos de las cámaras de televisión? No se trata, no, de personas de alta calificación intelectual –médicos, ingenieros, juristas- ni de grandes artistas –poetas, escritores y actores-, sino de una decena de personas que sólo se representan a sí mismas, incapaces de hilvanar tres frases con sentido y centradas únicamente en conseguir fama y dinero dando a conocer públicamente su pobreza de espíritu, la vulgaridad de sus aspiraciones y la ordinariez de las pocas palabras que son capaces de pronunciar. ¿Y quién nos iba a decir que tamaño dislate tendría lugar bajo la férula de una señorita catalana de supuesta buena familia, lo suficientemente masoquista para degradarse públicamente junto a estos ejemplares de la bajeza humana a los que se recompensará al final del experimento arrojándoles unas monedas como quien tira un plátano a un mono enjaulado? Entiendo que haya quien prefiera morirse antes que soportar lo que venga después de esto."...

    En aquel momento de euforia y catarsis no fuimos muy conscientes del peso y la relevancia que había tenido la Milá, su presentadora, en el éxito del programa. Por supuesto, con su presencia y su prestigio le otorgaba un toque de seriedad a aquel invento que se calificaba sin pudor alguno, con intención de dignificarlo, de “experimento sociológico”. Muchos críticos, colegas incluso de la presentadora, jamás se lo perdonaron; como contrapartida ella se ganó el corazón de la millonaria audiencia del programa rendida a sus pies en aquellas primeras ediciones.  

    Mercedes se vació, y desde el principio supo adaptar el programa a su personalidad como el que encaja al cuerpo un traje hecho a su medida.   No recuerdo ahora los motivos por los que decidió no presentar la tercera edición, aquella que dirigió Pepe Navarro de forma tan despótica y desacertada, pero cuando regresó en la cuarta temporada fue para siempre, como el que vuelve más enamorado que nunca a los brazos de su primer amor. Hasta el punto de que, para lo bueno y para lo malo, en España decir GH es casi sinónimo de decir su nombre: Mercedes Milá.

    Decía en mi entrada anterior que ahora está de moda criticarla. Muchos de los que la tenían en un altar o una hornacina como se tiene a una diosa, ahora reniegan de ella más veces que San Pedro lo hizo de Jesús.   La frase que Dani el Sucio le dedicó en el plató durante una gala de GH el Reencuentro – ¡Perdona Mercedes, pero tú chocheas! – supuso el momento culminante y el pistoletazo de salida para que se desatara con ella la crítica sin contemplaciones ni cortapisas.
    Ya dije también en otras ocasiones que la Milá no es santo de mi devoción, pero después del disgusto que pasé en GH10 con sus actuaciones y favoritismos, a mí modo de ver partidistas por demasiado evidentes, veo las cosas con otra perspectiva. Mi visión cambió este año durante GH11 y GH el reencuentro, cuando comprobé asombrado que sus defensores y palmeros más recalcitrantes por estar el año anterior en el mismo barco, ahora la odian y la ponen de "chúpame domine".

    Por ahí leí, en debates y blogs, que un buen fichaje para sustituirla sería Jesús Vázquez. Durante un tiempo yo mismo estaba convencido, pero ahora ni de coña. No me pega para Gran Hermano el ubicuo presentador cantante, tan políticamente correcto, tan encantador y buen chico. J.V. se ha convertido en el comodín de Telecinco y tanto vale para un roto como para un descosido. Hay que reconocer que es un profesional como la copa de un pino pero a mí me aburre un poco y me parece que acaba presentándolo todo de la misma manera. Últimamente, incluso con desgana. Supervivientes es el botón de muestra. 
    Sinceramente, no es por nada y espero que se me entienda, pero si no es posible que venga la Milá prefiero a alguien "hetero" al frente de GH. Con otros programas me da lo mismo. Al fin y al cabo los que han salido del armario lo tienen copado casi todo y eso me pone un poco de los nervios. No es que me parezca mal ni bien, pero me satura.

    Para terminar diré que hay algo indiscutible, creo, y en lo que casi todo el mundo está de acuerdo: GH en España, con sus miserias y grandezas, se habría agotado como fórmula y tampoco llegaría a ser el programa más longevo de todos los países donde se ha emitido sin Mercedes Milá como presentadora.   Así que, a pesar de los pesares, lo cierto es que no me imagino GH12 sin ella al frente. Apasionada y parcial. Visceral y excesiva. Incluso sabiendo que algunos días la “odiaré”, me enfadaré y me acordaré, por momentos, de toda su noble y aristocrática familia.

Saludos Marulos.

Forastero Marulo

&&&