1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

lunes, 28 de enero de 2013

¡SÁLVESE QUIÉN PUEDA!

   Mal empezamos con las dichosas tarjetitas solidarias que se han sacado de la manga este año las mentes pensantes de GH. Como el tema de los SMS va de capa caída con la generalización de los puñeteros "whatsapp" no se les ha ocurrido mejor idea que recurrir al tradicional rasca y gana de toda la vida, el de los supermercados, para que uno se haga la ilusión de colarse como concursante en Guadalix sin pasar previamente por el casting.  

   Reconozco que han vuelto a sorprenderme, y van muchas, con algo tan sencillo como eficaz.  Lo último que nos quedaba por ver: ir al kiosquero de la esquina, comprar la tarjeta y a probar suerte. Además, para lograr la cuadratura del círculo apaciguamos de paso nuestra conciencia, porque al comprar la tarjeta colaboramos dejando un porcentaje, algo mísero la verdad, de los tres euros que cuesta para una buena causa. Bien mirado hay peores formas de gastarse los cuartos y no pongo ejemplos. También mejores, como ingresar directamente todo el dinero y bastante más en la cuenta de la Cruz Roja. Así que poco consuelo.

   Sé que no viene a cuento ponerme en plan exquisito con tales menudencias porque si hablamos de dilapidar y llevárselo calentito por la cara, con la que está cayendo en estos momentos deberíamos estar curados de espanto. Si ya lo decía Quevedo en su archifamoso poema "Poderoso caballero es don dinero"

Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado 
Anda continuo amarillo. 
Que pues doblón o sencillo 
Hace todo cuanto quiero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.....

   Una gran verdad antes, ahora y siempre. El vil metal. Tan necesario para tener autonomía e independencia como capaz de corromper y contaminar todo lo que toca. Por eso guardo en la memoria esta primera estrofa del poema que aprendí a recitar de niño en la escuela. Unos versos escritos en el siglo XVII, hace 400 años, pero tan actuales y apropiados hoy como lo eran entonces . O más quizás.

   Aún sabiendo que cometo sacrilegio literario estoy seguro que si resucitase hoy el insigne escritor de nuestro Siglo de Oro, comprobando como está el percal en su amada España cuatro siglos después, con la ambición y el latrocinio de los mismos de siempre corrompiendo y hundiendo el país casi como entonces, podría añadir, entre otros, un par de versos semejantes a los que siguen para completar su primera estrofa. Eso sí, con la inspiración y la maestría que a mí me faltan intentando imitarlo de forma tan burda:      
Poderoso caballero
Es don Dinero.....
Que bajo su fulgor regio
Medran duques em-palma-dos
Y gobernantes robando
Mientras consienten los necios.

   Cambiando de tercio, aunque no demasiado, decía Marx que "la religión es el opio del pueblo" y haciendo una comparación ridícula, casi odiosa (menudo día llevo apostillando a escritores y sabios), podemos afirmar que Gran Hermano es nuestra droga, no sé si para narcotizarnos completamente y que traguemos con lo que sea tapándonos la nariz para no percibir lo mercantilizado que está todo en el concurso, o para que, de paso, miremos a otro lado mientras descuidamos lo qué de verdad ocurre a nuestro alrededor, en la calle y en el mundo, fuera de esa pantalla catódica que nos hechiza.  Un divertimento que permite evadirnos de una realidad triste y angustiosa mientras nos asomamos al adictivo microcosmos humano en que se convierte la casa de Guadalix cada edición. No importa que allí, alimentado desde fuera, medre a veces el hastío y el desencanto como un hongo dañino y narcótico que atrapa nuestro espíritu.

   Dicen también que el amor mueve el mundo, pero el dinero debe ser su gasolina. Comento esto por aquello de que el 14 de febrero, día de San Valentín, no es más que un invento tal como aseguran los más críticos con este tipo de celebraciones un tanto impostadas y artificiales. Un cuento del capitalismo occidental, al parecer, si hacemos caso, para llenar la caja y vender más a cuenta de nuestros sentimientos. Otra forma de crear nuevas necesidades y casi una obligación a los que aman a alguien, están enamorados o tienen pareja. Por los rumores que corren parece que GH 14 comienza precisamente ese día, apuntándose al carro de la celebración de los corazones y el color rojo inundando nuestras vidas como los belenes y los turrones invaden la Navidad. Y todo gracias a la coincidencia con el número 14. Lo dicho, éstos de Telecinco se las saben todas y no dan puntada sin hilo.

   Si son ciertas tales especulaciones, menuda manera de crear un conflicto de pareja cuando uno de ellos es tan fan de GH que corra el riesgo de dejar de lado a su compañero o compañera en una noche tan especial, por culpa de la irresistible tentación de no perderse la primera gala de esta nueva edición del programa. Ganas de liarla innecesariamente, digo yo.  Ya me imagino a más de uno, o una, dando el regalito del día de los enamorados a su amor delante del televisor al tiempo que mira de reojo como entran los nuevos concursantes en Guadalix, mientras la Milá, con su vena más trascendente y litúrgica se pasea por el plató con un corazón rojo estampado en la solapa felicitando a los enamorados del mundo mundial. Ella a si misma la primera, desde luego, si sigue saliendo con el dueño del celebrado y velludo torso que nos mostró en su blog.  

   Porque la cosa está muy cruda y poner ahora una demanda de separación, o como se llame, cuesta un pico y un ojo de la cara con la nueva ley (y si me equivoco que alguien me corrija) sino a buen seguro que no serían pocos los que ante semejante desconsideración de su pareja se plantasen delante del juzgado más cercano con una justificada petición de divorcio al día siguiente.  El que avisa no es traidor.

   Y a ver quién lo discute.  Si todo esto es más viejo que Matusalén. Respecto a como está el mundo, y nuestro país en concreto, sólo hace falta estar al tanto de las noticias del día a día, y eso que sólo conocemos la punta del iceberg para saber lo qué de verdad, salvo honrosas excepciones, interesa al personal: el poderoso caballero don dinero como decía don Francisco Quevedo.  Cazos vergonzosos, mordidas indecentes, paraísos fiscales con oscuros maletines repletos a rebosar, nepotismo descarado e inmoral, estafas millonarias... En fin, llevárselo crudo por la cara y todo el mundo lavándose las manos como Pilatos. Da igual casi el color político o el nivel del cargo que se haya ostentado, y cobrando además sueldos estratosféricos a nuestra cuenta, porque aquí nadie es responsable de nada ni aún pillándolos con las manos en la masa; y el "yo no he sido"
 o "a mí que me registren" cínico y descarado, escurriendo el bulto, de todos los que han manejado el cotarro hasta no hace mucho está al orden del día.
   Hablando ya de lo nuestro, por insistir en el tema, vienen ahora los de Telecinco y nos cuentan lo de la tarjetita para concursar con su porcentaje correspondiente para la buena obra, y nosotros recelosos con la escopeta cargada esperando por dónde nos la quieren meter esta vez.  Aún recuerdo el fiasco del año pasado en GH13 con la entrada de Arístides, que se pagó el derecho a entrar en Guadalix en una historia que acabó fatal, como el rosario de la aurora. Por lo menos la Cruz Roja salió beneficiada en la puja que ganó el vasco para entrar al concurso, una de las pocas respetadas instituciones que sostienen la solidaridad sin pedir el carnet ni la filiación a nadie en un país como el nuestro en que das una patada a una piedra delante de cualquier ministerio y aparecen debajo tres o cuatro sinvergüenzas. Y eso que aquello, lo de Arístides, comparado con esto, la tarjetita solidaria, parece "pecata minuta".  No escarmentamos ni a palos.

   Siempre hemos debatido y comentado que GH es ante todo un negocio. Vale, lo tenemos asumido y forma parte del juego, pero con el paso del tiempo esta realidad se lo ha tragado todo, y es tan descarado que no sólo llega con la publicidad y otras fuentes de ingresos que es necesario explorar caminos revestidos de supuestas buenas intenciones.  No sé quién lo dijo ni si la frase es exactamente así, pero los cementerios están repletos de buenas intenciones.  De acuerdo, soy tal vez un exagerado pero es que lo veo venir y me pongo en guardia ante lo que pueda pasar.  En posición de prevengan. Si alguno es militar o tuvo el honor de hacer la mili, o la desgracia según los casos, sabe a qué me refiero.

   En fin, lo cierto es que estamos tan escaldados con todos y con todo que cuesta creer en el nuevo pelaje del programa vendiéndonos la moto de que van de hermanitas de la caridad. Muchos ya peinamos algunas canas para que, a estas alturas y tal como está el patio, convertido en un lodazal inmundo, nos creamos y traguemos sin más según qué cuentos. Ojalá nos demuestren que estamos engañados con tanto recelo y desconfianza. 
   Hace unos días fui al cine a ver los Miserables, el estupendo musical basado en el novelón de Víctor Hugo que tras triunfar tantos años como tal en teatros de medio mundo por fin lo llevaron a la gran pantalla. No viene al caso hacer aquí la crítica de la película pero diré que disfrute mucho con ella a pesar de que en algunos aspectos deja bastante que desear. Lo que me entusiasmó, además de escuchar esas estupendas canciones y disfrutar de la magnífica fotografía y decorados, fue recordar lo hermoso y necesario que puede resultar en momentos determinados de la historia rebelarse contra la injusticia y convertir la desesperación y el resentimiento en esperanza.

   Hoy también, llegado al punto en que están las cosas sólo nos están dejando dos opciones: lanzarnos a la lucha gritando con rabia ¡A las barricadas! - como hacen el enamorado e idealista Marius y sus amigos revolucionarios en los Miserables aunque les cueste la vida, o escabullirse a codazos entre "cadáveres" para salvar el culo con la consigna egoísta pero pragmática del ¡Sálvese quién pueda!.

   Llegado el momento, cada uno que elija la suya.


Forastero Marulo
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lunes, 7 de enero de 2013

ESPINAS Y LAURELES


   A la hora de montar los vídeos-homenaje sobre GH 13,  publicados sucesivamente en las dos entradas anteriores, mientras rebuscaba entre las imágenes de toda la edición que tenía guardadas para seleccionar aquéllas que me servirían para el asunto, fui consciente de lo poco que me acordaba de la espléndida Zulema. La peculiar concursante que inauguró las expulsiones en esta última edición.  Además de hacernos partícipes, a nosotros y a sus compañeros, de su extravagante mundo espiritual zen en comunión con la naturaleza debo reconocer que la chica tenía cierta madera de líder con un punto ingenuo, naíf, detrás de esa careta de mujer vivida y desenvuelta. 

   Ni que decir tiene que físicamente está muy bien, la verdad, y siempre tan generosa para mostrar sus encantos cuando se duchaba desnuda ante los demás sin disimulo tras la ducha acristalada abierta al jardín, una ventana indiscreta que no dejaba resquicio alguno para la imaginación. "El problema está en el que mira y no en el que se desnuda sin prejuicios ni falso pudor que es lo natural", nos decía ella. O algo parecido. Una frase para recordar y enmarcar en los anales de Gran Hermano.

   El caso es que no tenía fotos suficientes suyas y claro, debido a lo efímero de su paso por el programa tampoco había que rasgarse las vestiduras por semejante circunstancia, ya que apenas dejó huella en la casa y su concurso tuvo escasa transcendencia, más bien ninguna, en el devenir del mismo.   Otra cosa es elucubrar con lo que podría haber pasado si hubiese superado el corte y aguantase unas cuantas semanas más en Guadalix. Pensando en Zulema, e intentando recordar cómo fueron y sobre todo qué fue de los primeros expulsados de las ediciones anteriores de GH, inmediatamente me vinieron a la memoria sus rostros y sus historias (las de ellas sobre todo), constatando que en bastantes ocasiones, como veremos, sus protagonistas se hicieron famosas o se convirtieron, desde el primer instante o con el tiempo, en personajes controvertidos o cuando menos mediáticos, en algunos casos de forma bastante desafortunada.

   A cuenta de estas reflexiones, y casi de forma natural, me surgió la pregunta de si había entre ellos o en su forma de concursar puntos en común a los que atribuir su eliminación tan temprana. Unos rasgos y características que explicasen tal hecho, tanto de su personalidad como en su comportamiento en contraposición con las supuestas virtudes y méritos de los que ganaron el concurso. Espinas versus laureles.


   Haciendo un repaso rápido de todos ellos, los "perdedores" en primera instancia, y sin pretender sentar cátedra ni aportar evidencia científica alguna que avale mis afirmaciones, por simple observación de veterano espectador de GH, encontré que una gran parte de los primeros expulsados parecían sobreactuados, demasiado intensos en su relación con los demás y sobre todo poco prudentes. Para entendernos, muchos se comportaron como elefantes en una cacharrería apenas cruzaron el umbral de la casa arrastrando sus maletas.

   Siempre tuve la sensación, tal vez equivocada, de que entrar en GH es como participar en una batalla, en la que además de tener más o menos suerte, que siempre cuenta y mucho en cualquier tipo de conflicto o situación de carácter competitivo, los primeros que caen son los imprudentes, los precipitados o aquellos que no acaban de enterarse muy bien de qué va el negocio y no se adaptan a la nueva situación.  Los que se muestran impulsivos y no miden sus fuerzas. Los que no entienden que antes de comenzar cualquier escaramuza o contienda lo suyo es analizar el terreno, asentarse en el mismo, pertrecharse de lo necesario, y llegado el momento, cuando éste se torne propicio, arriesgarse y entrar en combate decidido con la mirada fija en la victoria y si ésta es inalcanzable, aguantar lo máximo posible sin perder la dignidad.

   Además, evidentemente, se trata un concurso en el que cuenta de forma determinante nuestra opinión, la de los espectadores, y existen diferentes fórmulas que sirven para llegar más o menos lejos en el programa intentado obviar, atenuar o posponer el momento de nuestro juicio.   El estilo seta decorativa del experto en pasar desapercibido y que nunca se mete en problemas, por ejemplo. La estrategia del avispado que se arrima por conveniencia al grupo mayoritario eludiendo salir demasiado pronto a la palestra y superar así varias semanas sin ser nominado. La táctica de los que adoptan a conciencia, o porque vienen así de fábrica, un perfil bajo pero sin desentonar, para que en caso de nominación la audiencia se cebe antes en aquéllos que salen en todas las escenas poniéndose a tiro de una audiencia ávida de una justicia, a veces malentendida, con los que siempre se significan demasiado y toman partido en la vida de Guadalix.  Diferentes formulas de eludir el riesgo de pasar a depender de dónde soplen los vientos o de qué lado se incline la balanza entre las filias y fobias del respetable, como suele ocurrir con los que juegan fuerte y se mojan desde el principio.  En suma, maniobras para sobrevivir y aspirar a subirse con suerte al barco que con viento favorable les lleve lo más cerca de la final pero que son totalmente inútiles para ganar el concurso, y que en muchos casos suponen ganarse el desprecio y las críticas de una gran parte de los seguidores de Gran Hermano.


   Sobre este tema, el de las primeras expulsiones, ya hablé en una de las entradas iniciales del blog, la tercera para ser exactos, publicada el 31 de mayo de 2010 con el título: Expulsiones: género y realidad.  Lo cierto es que allí, a cuenta de la edición de aquel año de Supervivientes, que llevaba en aquel momento varias expulsadas femeninas y ningún chico, elucubraba sobre las razones del porqué en Gran Hermano,  también, la mayoría de las primeras expulsiones eran casi siempre de mujeres.  En fin, que enfocaba el tema desde el punto de vista del género constatando que la audiencia del programa parece pecar de "machista" ante la evidencia de unos datos estadísticos tan contundentes. Las matemáticas son así. No engañan. Como el algodón.

   Teniendo en cuenta que en las dos últimas ediciones de GH la cosa estuvo al 50% con las primeras expulsiones: la de Óscar en GH 12 y Zulema en GH 13; el cómputo global sigue siendo claramente favorable a los concursantes masculinos en este peculiar ranking de "perdedores" en el que a nadie le gustaría figurar: 10 chicas contra 3 chicos. Respecto al tema de los ganadores del concurso, si actualizamos los datos sumando los dos últimos triunfadores del concurso, Laura en GH 12 y Pepe Flores en GH 13, la cosa mejora algo pero no demasiado. Así, de las trece ediciones de GH España sólo en cinco de ellas la ganadora fue una mujer.  Es decir que en cuanto a los laureles lo de la paridad brilla también por su ausencia.


   Si pretendemos dejar a un lado el género, destacando tan sólo al individuo que participa en GH con su conducta y personalidad a cuestas, podemos llegar al acuerdo de que entre los concursantes expulsados en primera instancia concurren algunos de los rasgos que acabo de mencionar anteriormente, además de otros que ahora mismo se me escapan. De cualquier modo no podemos eludir sin más explicaciones el sesgo tan rotundo que tiene el sexo en este tema, ni tampoco, por el contrario, simplificar el asunto desde una óptica discriminatoria con tufo machista como dijimos, y menos si es verdad como se asegura que la audiencia votante en general es mayoritariamente femenina.


   Lo que me lleva a la probable conclusión  de que entre las mujeres, en general, se dan con más frecuencia los rasgos que predisponen a implicarse en la convivencia desde el principio y ponerse por tanto, para lo bueno y para lo malo, en el punto de mira. Esta cualidad de hacerse visibles con más facilidad, de mostrar sus emociones sin demasiados tapujos y poner encima de la mesa, antes que los hombres, qué buscan y qué quieren en las situaciones donde priman las relaciones sociales y en una coexistencia forzada, las convierte en más vulnerables y objeto de crítica ante la aparición de los inevitables conflictos que surgen en la convivencia. Resumiendo, las víctimas propiciatorias para ser las primeras en desfilar rumbo al plató de Telecinco a menos que se descuiden.

   Curiosamente, muchas de aquellas primeras expulsadas, a pesar de su paso fugaz por Guadalix, se hicieron más famosas y mediáticas que la mayoría de los ganadores del concurso, que después de sus momentos de gloria se disolvieron con el paso del tiempo como un azucarillo en el agua.  Y todo gracias al jugoso partido que, de forma consciente o no, sacaron a sus intervenciones televisivas posteriores, a los bolos y polémicas que protagonizaron o, como en algún caso, a sus delirantes trayectorias personales.  Entre esas supuestas perdedoras están: Maria José Galera, Marta López, Sonia Arenas, Noemí Ungria, Aída Nízar y Amor.  Ahí es nada y no digo más.


   Volviendo a Zulema, la última primera expulsada de GH por ahora, la chica de los "chacras" y el "chi" descolocado que abrazaba los árboles, la "sacerdotisa" de un misticismo neoecologista militante que enseñaba meditación zen a sus compañeros durante los pocos días que duró su concurso, he de decir que salvo la inquina especial y persistente que alimentó hacia Juan, el cura, y por supuesto el ineludible posado en Interviu, que no puede faltar en cualquier gran hermana que se precie (en su caso, con poderosas y evidentes razones), pasó bastante desapercibida una vez fuera de Guadalix. Ella evitó siempre la polémica y no se le ha visto participar, que yo sepa, en saraos ni bolos vomitivos y lamentables.  Algo de agradecer, por cierto, conociendo el historial de algunas de sus antecesoras en el dudoso cuadro de honor del que forma parte.

Forastero marulo
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